abril 22, 2013

El pozo de Kola: un proyecto siniestro






En los años 70 el Consejo Científico Interdepartamental para el Estudio de la Tierra y la empresa estatal GNPP Nedra emprendieron un ambicioso proyecto: cavar el hoyo más profundo de la Tierra. Llegaron a profundizar casi 13 kilómetros, pero una vez llegados a este punto, y tras 20 años de exhaustivo trabajo, se negaron a continuar con su objetivo y abandonaron el proyecto. 
En el año 1962, la URSS decidió a llevar a cabo un importante proyecto científico de estudio y prospección de la corteza terrestre. La finalidad de este proyecto consistía en investigar la litosfera en el lugar donde la discontinuidad de Mohorovicic se acerca a la superficie de la Tierra. La discontinuidad de Mohorovicic es una zona de transición entre la corteza y el manto terrestre. Aparece a una profundidad media de unos 35 kilómetros pudiendo encontrarse a mas de 65 kilómetros de profundidad en los continentes y a unos 10 kilómetros en los océanos.
A su vez, EE.UU. también luchaba por batir el récord en la perforación de la superficie de la capa terrestre y poder así hallar la discontinuidad de Mohorovicic, pero sus esfuerzos se vieron mermados en 1960, cuando el perforador de diamantes se rompió. El elevado coste de su substitución impidió poder continuar con el proyecto, alcanzando una profundidad menor que la de su eterno rival, 9.583 metros.

Por su parte, la URSS no escatimaba en gastos, e invirtió una gran suma de dinero para poder llegar hasta los 15.000 metros de profundidad. Se llegó a construir un laboratorio geológico situado a 8.578 metros de profundidad, que se mantuvo activo hasta la cancelación de dicho proyecto.

Según las fuentes oficiales, el proyecto del pozo de Kola no pudo seguir adelante debido a las altas temperaturas que alcanzaron a los 12.262 metros de profundidad: 180ºC, que superaban con creces los 100ºC previstos. Se estimó que alcanzar la meta de los 15.000 metros supondría un aumento de la temperatura de hasta 300ºC. De manera que les resultó imposible con los medios técnicos y financieros de los que disponían, llegar a tal profundidad abismal, y se optó por abortar el llamado proyecto GS-3 o "Pozo superprofundo de Kola".

Pero hay otras versiones al respecto, mucho más inquietantes que la versión oficial que dio la URSS. En una supuesta publicación en el periódico finlandés Ammennusatia, se decía que las excavaciones habrían alcanzado en 1992 una profundidad de 14.400 metros, y que a partir de esta profundidad, la perforadora hubiera dejado de ejercer presión sobre el suelo para empezar a girar de forma alterada y sin apenas oposición. 

Parece ser que en este punto la temperatura hubiera alcanzado los 1.000ºC, y los científicos decidieron escuchar las placas tectónicas con micrófonos... lo que escucharon les dejó aterrorizados, ya que les pareció oir sonidos de animales y voces humanas.
Los especialistas pensaron que estos sonidos podían venir de la superficie de la Tierra, a causa de algún efecto de eco a 14.500 metros de profundidad. Pero el grupo de geólogos liderado por el Dr. Azzacov, descartó la teoría del eco. Equipados con micrófonos ultrasensibles descubrieron algo que no les dejó indiferentes. Las siguientes declaraciones realmente escalofriantes, fueron tomadas por el mismo Dr. Azzacov en el periódico finlandés antes mencionado:

La información que estamos recolectando es tan sorprendente, que estamos sinceramente temerosos respecto a la naturaleza de lo que hemos encontrado allá abajo [...] los registros de la temperatura se acercaban hasta los 1.000 ºC, más de lo que nosotros nos esperábamos. Parece más como un infierno en llamas que se encuentra en el centro de la Tierra. El último resultado fue lo que verdaderamente conmocionó nuestros oídos, tanto así que los científicos sintieron miedo de continuar con el proyecto [...] tratamos de escuchar los movimientos a cierto intervalo con unos micrófonos ultrasensibles, los cuales dejamos caer en el agujero. Lo que escuchamos convirtió nuestra lógica científica en ruinas. Eran, en algunos momentos, unos sonidos débiles pero a la vez, altos en frecuencia, los cuales pensamos que venían de nuestro propio equipo.


Pero después de algunos ajustes comprendimos que en verdad el sonido venia de dentro de la Tierra. Apenas podíamos creer lo que estábamos escuchando. Escuchamos voces humanas, gritando de dolor. A pesar de que una voz era mas perceptible, pudimos escuchar cientos, tal vez miles de almas gritando de sufrimiento [...]


Después de este impactante descubrimiento, la mitad de los científicos renunciaron al proyecto por temor. Esperamos que lo que hay allá abajo, allá abajo se quede [...]


Como comunista no creo en la existencia de Dios ni del cielo, pero como científico, ahora creo en el infierno [...] es innecesario decir que fue algo impactante el haber hecho este descubrimiento. Pero sabemos lo que vimos y escuchamos. Y ahora estamos convencidos de que hemos taladrado las mismísimas puertas del infierno [...] ¡Bajamos un micrófono diseñado para detectar el sonido de las placas tectónicas en movimiento y, en su lugar, escuchamos voces humanas gritando de dolor!".

¿Será verdad este testimonio? ¿Realmente escucharon los científicos involucrados en este proyecto el sonido de animales y voces humanas? De ser cierto, estas afirmaciones podrían dar veracidad a las teorías intraterrestres, las cuales dicen que en el centro de la Tierra existiría otro mundo, con otras gentes y otros animales. También conocida como la teoría de la Tierra hueca: esta dice que en los polos del globo existen dos entradas a lo que sería este mundo interior.

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